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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

TIRANOSAURIOS

TIRANOSAURIOS

Andaba siempre

por la casa

con sus bichos

Entrabas en su habitación

como a un parque

de atracciones

del jurásico

Una patrulla de reptiles  

velaba

su primera peonza

su bólido de cuerda

sus canicas

que ahora

reconvertidas

en huevos

incubaba una fiel maternal

tiranosauria

Hasta

en una cubitera

tenía a un triceratops  

haciéndole pasar

la edad del hielo

Y nada de saurios

con un hoyuelo en la barbilla

Los quería

bañados en azogue terrorífico

con  gordos golondrinos

de acné cavernario

Bien curtidos

en zurrar la badana

Ah  Y a punto

de descuajaringarse

las mandíbulas

 

Era su otra familia paralela

la de su planeta

bajito

al que llegaba

en un pestañeo

llevándose también

esa mueca de dolor

que yo veía que le

venía a veces

Esa espiga muerta

que brezaba

el viento de su sangre  

pero que nadie

por esos andurriales suyos

tan angostos

la alcanzaba

 

Y ahora que hago limpieza

de media vida

parecería que tanto bicharraco

fueran  sólo gramos

de escamas de goma

pero cruzando

esa batiente puerta

de claraboya

tendido sobre

una sonora camilla camino

del pavor

viéndole apretarse

a uno de estos tiranosaurios

que vuelan a la basura

sé  ahora  que hay cosas

que sólo pasan al principio de la vida

esas de un hilo de humo

de pureza sin memoria mañana

pero  que yo

ahí estaba  para atraparlas 

Que pueda verle ahora

que viene a nuestro estío

oh afortunado de mi

verlo también

también desde su olvido

                ©Rubén Lapuente

3 comentarios

Zeltia -

pues a mi, que nostalgia!

Julio G. Alonso -

En realidad no nos despegaremos de nuestra infancia y sus emociones. Aunque desaparezcan los juguetes, porque la imaginación es el verdadero juguete del que no nos desposeemos nunca.
Puede, incluso, que conservemos algunos juguetes (a mí me pasa); pero al mirarlos, si no es con los ojos quijotescos de la imaginación, son solamente pobres objetos. Por eso, los que no conservo, están más vivos y rodeados de recuerdos y su imagen es más poderosa.
Salud.

Joselu -

Hacía tiempo que no leía tus poemas y, al hacerlo, vuelvo a percibir ese mundo poético lleno de resonancias que eres capaz de crear a base de una intuición que te viene. Esta vez han sido los juguetes de tu hijo, cargados de historia que fue viva y total durante años de su infancia, y que tú has guardado y él ha olvidado tal vez. Una conjunción efectiva: la vida plena de otro momento que tú evocas en la memoria que contiene la niñez de tu hijo -que es un espacio sagrado- y que ahora traes aquí en esos bicharracos que parecen ya sin vida, tal vez ya no la tengan despojados de la magia de su dueño. Pero la tuvieron. De ahí un agudo dolor de ánimo, o mejor que dolor, un afilado diapasón de nostalgia que te llega. Es un momento que todos los padre vivimos cuando hemos de tirar los juguetes que en otro tiempo fueron tan importantes. En el caso nuestro, fueron las muñecas de mis hijas. Ahora son adolescentes y ya no forman parte de su mundo. Pero para mí es un tiempo más reciente que para ellas. Has sabido convertir un sentimiento común en todo padre en un poema. Y ese es el fundamento de todo arte: convertir lo trivial y cotidiano en extraordinario, en objeto artístico cargado de vibraciones.