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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

LA PELUCA DE CARMEN

LA PELUCA DE CARMEN

 

“No te irás al cesto del olvido, no.

Cómo  hacerlo si me has dado

la estima en lo más duro

de estos días de otra vida.

“Ésa .Cógete  ésa.

Que pareces una  francesita”

De color rubio y chocolate

entreverado, calcaba mi pelo.

¡Y me ha ayudado tanto!

A asomarme por la ventana

de mi burbuja

sin que me adivinaran

sin que me miraran

desde donde miraba yo

A ser cómplice de mi silencioso

naufragio hasta en la cola del pan.

Cuando me crezca más el pelo

tendré que dejármelo  así

con ese corte tan chic:

Tu francesita Rubén

Pero mañana volveré  a ser

yo misma del todo

Saldré sin remedo, sin vergüenza.

Con esta suave nieve plateada

de mayo sobre mi cabeza.

A volver a rozar, al pasar,

las arrugadas mejillas

de esas lejanas miradas  

del Centro de día

que la otro tarde, de visita ,

pocas de ellas me reconocieron.

Que me vean con la señal

de esta palabra que ya no da

tanto miedo: cáncer

Y que la vida sea sólo

y siempre ahora hoy sábado

como la de este henchido sol

que te acaricia si te ofreces.

Que no recuerda ni amaneceres

ni crepúsculos.”

   ©Rubén Lapuente

6 comentarios

CARMEN -

Todo lo que siento lo has plasmado en este poema de una forma dulce,sutil y llena de ternura. Mi peluca.Es como si al dejarla en su caja la estuviera traicionando, pero es una etapa más que cerramos y hay que continuar. Un beso.

virgi -

Me alegro mucho.
Por detrás le queda del 10, así que por delante la imagino muy guapa.
Mi abrazo de hoy para ella.

ELOY SANCHEZ GUALLART -

Rubén, con la emoción de punta, me deja tu poema.
Siempre es un placer leerte, hoy, más que nunca.
Un abrazo.

Isolda -

Empieza una nueva vida. A disfrutarla de lleno, la francesita y tú. Muchos besos, siempre.

María Socorro Luis -

Toda la alegría y la felicidad del mundo para los dos. La vida vuelve a ser hermosa.

Mil besos

Zeltia -

Que alegre final para la peluca: no el odio, ni la vergüenza, sino un poema...!
Y el agradecimiento.
Me ha emocionado de veras y, al mismo tiempo, me siento contenta, feliz de ser un poquito testigo de la felicidad de Carmen