Blogia
El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

CENTRO DE DÍA

CENTRO DE DÍA

Creías que tu vida ya sólo sería

una cabeza somnolienta

sujeta a una butaca

a su trocito de cielo

al ruido de fondo de un televisor

 

No notabas que la soledad

iba haciendo bien su trabajo

desordenando los recuerdos

criando sombras

replegándote

 

Ya son muchos años -dices-

para encararte con los tuyos

con lo nuevo desconocido

Y mañana ya viene el autobús

“Al otro rincón del olvido”

dices que te lleva

 

Y entras medrosa

Aturdida

Con ganas de desaparecer

Pero poco a poco

comienzas a revivir

miradas

de tu mismo tiempo

Palabras que te suenan

como si te las dijeras tu

“¿Cuál es tu nombre?

Mira  ven

Tenemos un patio con sol

del recreo de la escuela

Una fuente como la de los leones de la Alhambra 

Un huerto en altares de madera

para que no se venza tu espalda

Un campanario con badajo

de jilgueros que no calla

Y mecedoras con fieles pulgares

que no se cansan nunca de acariciarte

¿Sabes jugar a los naipes?

¿Y a la petanca?

¿Has jugado al bingo?

Sólo dan caramelos si ganas

pero de los buenos

de licores

¿Sabes que hay baile?

Y siempre están ellas

las de uniforme

que no te dejan

dormir en los recuerdos

Que como vengas  malherido

te alientan

hasta que alcances

con la punta de los dedos

el abismo de un tenedor

o hasta que cruces el desierto de una baldosa

Ven mira…”

 

Y al caer la tarde

el autobús

te devuelve a la puerta de tu casa

Y sobre la cama dejas caer tu ancianidad

con su nuevo sueño viajando solo

hacia mañana :

El empeño por destacar

La revancha de la derrota en el juego

La dulce mirada mate que has de devolver…

 

Y a primera hora

esperas con alegría al pequeño autobús

Y al verlo llegar por la calle

disimuladamente

(¿Verdad Manoli?)

te perfilas los labios

como si la vida empezara otra vez

                                                 ©Rubén Lapuente

Foto Viviana y Manoli

en el Centro de día Gonzalo de Berceo en Logroño

15 comentarios

Rubén Lapuente -

Este poema se lo he regalado al Centro de Dia Gonzalo de Berceo y es para mí un honor el que su directora Elena lo haya incluido en un apartado de su página web. Yo sólo quería descubrir el envoltorio de un lugar que no es el término de nada sino el renacer de unos ancianos a los que inevitablemente suplantaremos

ruben -

Este poema se lo he regalado al Centro de Dia Gonzalo de Berceo y es para mí un honor el que su directora Elena lo haya incluido en un apartado de su página web. Yo sólo quería descubrir el envoltorio de un lugar que no es el término de nada sino el renacer de unos ancianos a los que inevitablemente suplantaremos

irene -

El anterior comentario me salió anónimo, se me olvidó identificarme, no sé yo si ya estaré necesitando uno de esos centros.
Otro beso, Rubén.

Anónimo -

Ojalá todos tuviéramos un lugar agradable y sereno para pasar la última etapa de nuestra vida, esso centros deberían ser todos así, que las personas que acuden a ellos lo hagan con ilusión y con una sonrisa.
Muy emotivo Rubén, un beso.

Maríaj -

Buenas noches desde el tercero.Ya ves vuelve la rutina y el invierno y las cosdas buenas , como volver a los blogs de los amigos.
Tienes una sensibilidad especial, Rubén, enhorabuena por el poema y por tu habilidad.

Joselu -

Tengo esta realidad muy cercana, y ciertamente he tenido que observarla con ojos distintos aprendiendo a ver la inmensa dignidad de los ancianos que se sumergen en sus recuerdos de juventud. Asimismo en sus cuidadoras hay muchas veces auténtica vocación. Un mundo que desconocía y que ofrece reflexiones entre amargas y luminosas. Esa desconexión cognitiva nos va preparando para la definitiva.

ricardo -

No estaría mal acabar nuestros días como Manoli creyendo que vuelves a vivir otra vez.Emotivo poema
Un abrazo

barrychello -

la verdad que este poema desborda sensibilidad, me ha encantado, una maravilla.

virgi -

Tienes el poder de emocionarme. A mí me encanta dedicar algún rato a los ancianos, me lo paso muy bien.
Veo tu corazón brillando entre las letras, grande, abierto, sensible.
Besos

Teresa -

Ruben me ha encantado,gracias a esas personas como Manoli o como tu mujer les hace la vida mucho mas dulce y amena a esos niños de avanzada edad.
Un beso

Rubén -

Cómo voy a mentir Zeltia si hay una soldado de la edad dorada que todas las noches me cuenta historias como las de Manoli: Mi mujer que trabaja en ese Centro y que por ahí arriba ha dejado la única verdad : Vuelven a vivir otra vez. El Centro de Día no es una Residencia de ancianos es como aquel recreo de la escuela.

Zeltia -

joder, rubén
que me has hecho llorar.

no sabes las agujitas que se me clavan cuando veo a los ancianos solitos en el super,
con sus ojos acuosos,
el olor que delata que nadie se ocupa de ellos.

Los ancianos ven cada mes morirse a los amigos,a los vecinos, a los primos que compartieron la infancia.
Con ellos se llevan un poco de su vida, que no encaja con nada.
Los hijos, esos desconocidos que ocupan unos cuerpos extraños.

Quiero creer -lo necesito- que esa historia es cierta.

Un abrazo.

carmen -

Precisión,realidad envuelto en una sensibilidad y ternura que es lo que requiere el tema.
les veo dia a dia entrar como el niño en su primer dia de cole, temerosos,cautos y qué ternura nos aportan a todos nosotros. qué sensación tan satisfactoria el verles una sonrisa, una mirada llena de nuevas ilusiones. esta vivencia nada puede igualarla, cómo consiguen que volvamos a casa ilusionadas,pensando que nuestro pequeño grano de arena ha hecho su efecto,ilusionadas en qué nos deparará el nuevo día a su lado.
un beso,has conseguido emocionarme,plasmar nuestro día a día.

Noches de luna -

Hermoso, sí, esa es la palabra. Tienes una gran sensibilidad.
Besos
Victoria

María Socorro Luis -

Que hermosura!...
Un bellísimo homenaje a esos centros de día que dan cucharaditas de luz y de ternura, tal vez de ilusión, a los mayores...

Muchos besos.

No he podido entrar en tu blog en días anteriores.