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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

RITOS(12)

LA ÚLTIMA HORNADA

LA ÚLTIMA HORNADA

Ahora sale la última hornada

Será la última vez que

desde el pescante

de la calesa del viento

se pasee ese largo olor a pan

por las calles de Villanueva

 

Cien años de nieve de harina

en el zaguán de la panadería

y me sorprende ver a José Manuel

atreverse a barrer 

la memoria de todos

como si fuera así de sencillo

desmantelarla

cuando hasta  

en el corazón de las piedras

duerme ese aroma

que nos mantenía vivos

"…aquí sólo nace ya la primavera"

 

Esa hora dorada

Ese camino al obrador

Esa cicatriz de llamas de ramas rotas

Esa caliente hogaza de carne pura

de harina que ahora me envuelve

en una hoja de periódico atrasado…

volcán de lava de trigo al partirla

 

"...ahora atentos a la bocina

a medio día de una furgoneta"

 

Horneada de soledad vendrá

la calesa del viento mañana

Y de tristeza

                                ©Rubén Lapuente

                              Villanueva de Cameros

 

Foto J.M.Barrón  

BORDADA MEMORIA

BORDADA MEMORIA

 

Hoy María

baja a la calle

así

como si de pronto

la tierra diera a luz

una gema

de carne y hueso

tallada

Lento

y minucioso

y palpitante

primer día de María

prendiéndose

en la piel

esa flor recamada

de la memoria charra

que anoche

en la penumbra

iba desenterrando

del arcón del desván:

El jubón de seda negra antigua

Esa noche

del terciopelo

de la falda  

El blanco calado

pañuelo de hombros…

Al trasluz

bajo la lucera

de la luna

miraba

el dengue

con flecos de oro

las dos recamadas

ajorcas

de terciopelo  

de los puños

el mandil de faralá de seda…

y lo veía todo

como del revés

con un color

mortecino

como sucio de tinieblas…

 

Ay  pero al amanecer

Al abrir tan sólo el ventanuco

Al entrar la claridad

bordada

de la memoria…

Todas las prendas

Todos esos tesoros

de joyas frías

en la oscuridad

se encendieron:

el lunario de plata

la labor de realce

en los jardines del aljófar

el carrusel de lentejuelas

girando en la noche del terciopelo

la sangre de oro y plata de los hilos…

Todos se volvieron

luciérnagas

Todo parpadeaba

porque quizás recordaban haber

besado esa misma luz

porque quizás existían

sólo porque despertaban…

 

Una cascada de collares de oro

con veneras colgando

llaman a su pecho

al salir  ya

hacia el son del tamboril 

hacia la herida

dulce

de la gaita charra

hacia la voz de las castañuelas

que hoy María

estrena memoria  

de traje eterno

Y lo baila

en esta plaza

del corazón del mar que aquí

se hizo dehesa…

Lo baila María

Luego  

a la noche

se dejará caer

en la cama

vestida  así

desvelada

aún en los brazos de la tierra

              ©Rubén Lapuente

                     (Vitigudino)

a  María Bernal 

 

LA FALLERA

LA FALLERA

Mira

Ya toda la ciudad

se ha ceñido a la cintura

su reguero de pólvora

Mira qué ríos de olor

de chocolate con buñuelos

como dorados peces alados

bajan por todas las calles

Oh  Mira  Ya empieza todo a arder

Y ahí  Ahí  ¿La ves ahí?  

Sí   Ésa  La fallera

¿La ves emocionarse?

Parece como si la hoguera fuera

en la plaza de su pecho

Como si se le quemara

el alma gemela de cartón

Y cómo sabe desaparecer

en la muchedumbre

Qué fácil para ella

Seguro que de niña

podía dormirse también

con el estruendo

de una traca del barrio

Plácidos sueños de triquitraque

entre llamas

la acariciarán siempre

¿Que si lo entiendo?

Esta madrugada de ceniza

le costará quitarse el espolín

de arco iris de oro y plata

Doblando muy despacio

el tisú del corazón desnudo  

con su luz de brocado apagándose

la veo…

Pero  mira

¿No son esas lágrimas

en llamas la mejor cremá?

Y uno que tiene que  esconderse

o mirar antes de reojo

o rememorar removiendo

en las frías cenizas…

¡Oh maldito pudor

que te corta las lágrimas!

Pero mira ¡Mira!

Oh qué belleza

¿Las ves?

¿Las ves rodar a mares?

       ©Rubén Lapuente

 

SIDRA ASTURIANA

SIDRA ASTURIANA

 

Alta

muy alta

Botella verde

y oscura

de pomar de Asturies

me levanta

Tamara

Malabarista

de su fuente de amor

fermentada

me la escancia

en un acantilado

de cristal

donde

se revuelve

su aroma

en bruma de ámbar

que estalla

en agujas

de flores de estrellas

en cada ola

Y así

de brava

entra

en mi garganta

Y de un trago!

Que su lozanía

agridulce

no espera

a nadie

ni a nada

 

Oh es vino de manzana

Redentor

de aquel perdido Edén  

que la sidra encuentra

Oh es el regazo del lagar

de Asturies

como espigas de trigo

en el topacio

que la hace

tan bella muchacha

tan dorada

Es sidra de vida

para la sed

de compartir la alegría

aquí

en esta tierra

en un mismo vaso

del que beben

todos

en torno

a esta botella

verde y oscura

de pomar

de su fuente de amor

fermentada

que se levanta

que me levanta Tamara

alta

muy alta!

                  ©Rubén Lapuente

                  (Cangas de Narcea)

       a Tamara González Menéndez

Escanciado de sidra asturiana

EL CRISTO DE LA BUENA MUERTE

EL CRISTO DE LA BUENA MUERTE

 

Un miércoles santo

mi madre

me llevo a la Redonda

En ese día

el Cristo de la Buena Muerte

abandona siempre

la urna de cristal

en la que descansa

 

Al cruzar la capilla

allí estaba

envuelto de muerte

Parecía

sobre un lecho

de terciopelo negro 

un estero

de sangre y dolor

muerto

Unas mujeres

lo limpiaban

le barrían

con un plumero

el nidal de harina de polvo

del último año

Le pasaron luego un paño

embebido

en aceite  

Y lo hacían

como si lamieran

las heridas

a su propio hijo

 

Sobre su torso

cada uno

le pasaba lo que tenía a mano

Mi madre

su pañuelo de seda

Un algodón también acarició

su piel de cedro

que se guardó

en el bolsillo

Le dejaron los dedos del pie libres

como  flores de gasa

para los labios

El roce de la madera

torturada

recuerdo

era suave

de ese que se queda

un largo tiempo

y se rescata

y sale

de la memoria

como una estela

 

Miraba la talla  

y en el pozo oscuro

de los agujeros

oía el eco

del primer mazazo en el clavo

 junto al pavor

del jirón de su garganta

Y en esa boca en el costado

veía  la lanza

barrenándole

por detrás de las costillas

El pulso

de cada espina

de la corona

como pequeñas puñaladas

en las tiernas sienes

andaba por el aire

Me acordé

del buen ladrón Dimas

del “acuérdate de mi …”

Que me sabía la vida de Jesús

Que me daban religión

a machamartillo

 

Siempre es

en este redoble de los tambores

que envuelve la ciudad

en Semana Santa

lo que me hace recordar

esa mañana

De temerlo de niño

a pensar ahora

que quizás para muchos

al resucitarlo

acabaron

matándole

Quien echó a los mercaderes

A los especuladores del templo

Quien llevó esa lírica

parábola de la pureza

de una vida verdadera

hacia morir…

Y aunque no anduviese en la mar

este viernes santo

por mi calle

no le van a faltar

claveles

                    ©Rubén Lapuente

Foto: limpieza de la talla del Cristo del Santo Sepulcro

           en la Redonda . Logroño

EL DUENDE DEL VINO

EL DUENDE DEL VINO

 

De un lagar

de ebrios sueños

de vino

sales

Mensajero

de savia

de miel de topacio

o de sangre

de terciopelo

Encarnado

en este caserío de metal

pareces

el duende del vino

de esta tierra mía

hecha

de mil retazos

de viñas

en una sola y hermosa

almazuela

 

Y qué alhajas

de tu reino subes

Qué piel de titanio

rosa pálido

Qué de oro de ámbar

de otoño espejeas

Qué canal de plata

para llegar

al estuario

de una copa

 

Sobre el paisaje

de mi infancia

quieto…

Galopa duende del vino

Zagal de acero

Ahí  flotando

pastorea

este rebaño de viñedos

Que no quiero verte

como una alquería

sino como corazón de los sentidos

Ir acercándome

a ese maretazo de aroma

como de mujer desnuda 

al dejarse caer

el vestido

hasta el abismo

de los pies

Y entrar en la bodega

sobrio

pero ya ebrio

de dulce vino de vida!

                 ©Rubén Lapuente

Foto: Bodegas Marqués de Riscal

Elciego .Rioja Alavesa

Obra de Frank Gehry

NOCHE DE SAN JUAN

NOCHE DE SAN JUAN

 

Pareciera que vuelves a la nostalgia

que te sumerges en la derrota

de los que apuraron la copa

de toda su juventud

ya con esa fogata dentro que medra apagada

Pero hay quien vuelve a ese baño de fuego

flameando una hoja de papel

caligrafiada de deseos

Que la lumbre renace también

de un rescoldo dormido

Que siempre es ese último sorbo

el que paladea el recuerdo

¿Y cómo no saltar sobre la hoguera?

¿Cómo no jugar con la vida?

 ¿Cómo ensordeces sino el fragor

del aguacero que implacable arrecia

sobre nuestras llamas?

                ©Rubén Lapuente

Foto de maduroman

LA BATALLA DEL VINO

LA BATALLA DEL VINO

Al amanecer

del día de San Pedro

por los riscos de Bilibio

camino Haro

allí donde el río Ebro

se revuelve bravío

hay una batalla

que en lugar de sangre

se

derrama

vino

 

Para esta liza

todos se hacen soldados:

Jarreros

De pueblos vecinos

También mercenarios

Y tú mismo si vienes

tienes un sitio

 

De guerrera

basta con una vieja

camisa blanca

y  pañuelo rojo

al cuello

De aljaba

un caldero

o una bota

o  una botella

o una pistola de plástico 

De munición reparten

el fruto de la vid

De banda de guerra

ya hay una charanga

que ameniza

el tiroteo

 

Y en son de paz

camino Haro

a quemarropa 

o tendiéndose celadas

pelean

todos contra todos

en un fuego cruzado

tiñéndose las ropas

la piel

los cabellos

de acuarelas moradas

de vino

 

Todo un pueblo

volviéndose niño

frente a este paisaje

de viñedos 

infinitos

de La Rioja

que nos da tanto

que nos ha forjado

 

Empaparse de vino  

como tú de luna llena

o del olor de tu hembra

o el de tu hombre

Y sentirlo

Y guardarlo  

Y velarlo

como oro puro en paño

 

El día de San Pedro 

si pasas por los riscos

de Bilibio

camino Haro

deja que te hieran

alegremente

¡Y muda en los rubores

del vino!

                    ©Rubén Lapuente

                        ( Haro.La Rioja)

La batalla del vino