¡AMPARO!
¡Llámala!
¡Desde la calle!
¡Grita su nombre!
Ella está dentro de un vergel.
Siempre te oye.
¡Espera!
Que la voz aquí se demora
al paso de un olor.
Se equivoca de oído.
Se hechiza.
¡Llámala otra vez!
Estará tirando muy suave
de una raíz.
Cribando la tierra
para ese tallo perezoso.
Dejando un punto de luz
de agua en cada hebra.
Ayer me trajo una mano de belleza:
Una altea, unos lilos, salvia…
Ella doma lo verde.
Sabe lo que arraiga.
¡No! ¡Deja!
¡No la llames más!
Se habrá quedado dormida.
Un día la llamó el dolor…
Pero ahora, se está haciendo
rubia de luz y pura de agua:
Transparente.
La vida es ver crecer lo que amamos.
¡Déjala que siga trepando
por la enredadera de su ensueño!
Ruben Lapuente
(El Rasillo de Cameros)
2 comentarios
Eduardo -
Como por ejemplo este poema en el que dejo mi comentario...
Mi blog es http://palabrasreveladas.blogspot.com, me gustaría que lo visites y veas algo de mi producción.
Un saludo!
Eduardo
ana -