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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

LA FLOR DE LA HIGUERA

LA FLOR DE LA HIGUERA

Lo que me duele lo hago rápido

Lo miro todo de soslayo

Y doy la temida última vuelta

de cerradura a la casa de mis padres

Yo quería salir de prisa

de ese silencio insoportable

pero sobre la tapia del patio

al volverme

se asomaba la dulzura de mi infancia

     ¡Ay!  ¡Mi higuera!

Aquella noche de San Juan

subida yo a sus ramas

Quien arrancara su flor

que nacía y moría

eterna en un instante

sería por siempre feliz

Leyenda que me creía

a pies juntillas

¡Ay!  Esa noche

en la espesura

bajo ese olor grave

asfixiante

me moría de inquietud

Y al encenderse las hogueras

se prendió la higuera

de fugaces luciérnagas

Aparecía y desaparecía

en cada brote

la oculta flor efímera

Pero no me dio tiempo

a atraparla en mi puñito de luz

¡Ay!  ¡Mi higuera!

 

Entré otra vez en la casa

Ahora si oía respirar a alguien

Y como aquella noche de San Juan

me subí a su enramada

a su profunda dulzura

Le arranqué una rama

joven y luminosa

de la copa

La vida es un simple esqueje- pensé-

como yo soy el trozo

que tanto buscaba de mis padres

      

Y me fui alejando

empuñando otra vez

los sueños.

                ©Rubén Lapuente

 

a mi mujer y a su dulce higuera centinela de su casa cerrada

en comentarios hay otro final del poema

10 comentarios

ruben -

Esta podría ser el final del poema(Joselu tiene la culpa) Creo que da más continuidad aunque no sea el que le gusta a mi mujer Y es que ella manda.La higuera es la suya.

Entré otra vez en la casa
Ahora si oía respirar a alguien
Y como aquella noche de San Juan
me subí a su enramada
a su profunda dulzura
Y bajo ese olor grave comencé
a aspirarla a jadearla
a asfixiarme dentro…
La bocina del coche llamándome
me hizo despertar
dudar bajar deprisa
De vuelta
al verme llegar
les evitaba la mirada...
No me venía la voz

Sonia -

En la casa de mis papas, donde creci, por años tuvimos una higuera que era una nobleza porque a veces hasta se nos olvidaba regarla con regularidad y siempre, siempre tenia frutos dulces. Los tenias que regalas a los vecinos porque habia temporadas que no dejaba de dar.
Me trajiste ese recuerdo... muchas gracias.. precioso como siempre.

un abrazote!.






pd.


si tienes oportunidad pasate por mi blog que estoy buscando algo que probablmente tu puedas ayudarme a encontrar, ojala puedas. Gracias!

ricardo -

Me ha gustado el poema.
Emocionante y el final podría haber sido más melancólico mas triste pero así se entiende y se hace más unuversal.
Un saludo

zeltia -

coño, menos mal que aclaras lo de la flor de la higuera,porque aunque capté lo de las chispitas de la hoguera de san juan, no estaba segura de cogerle el punto!
yo no entiendo nada de poesía, (ni de nada, la verdad) pero sé cuando algo me conmueve o no. y tal vez por "reconocer" las emociones, este poema también tiene mucho de mí: de huérfana, de casa cerrada, de ilusiones que ya no están.
y el toque ese de la proyeccción de futuro en la rama, a mí me gusta.

Juana -

Es un poema precioso, conmovedor, hace soñar.¡Quién pudiera arrarcar la flor de la higuera!. Ay, qué me he quedado con las ganas!

Un gran beso.

Teresa -

Si la muerte cerrara la casa de mis padres, yo me llevaría igual que tu mujer algo vivo, algo que diera continuidad a mi vida.
Besos

rubén -

La higuera no da flor está dentro del fruto que va naciendo, de ahí la leyenda que aún perdura.Mi mujer vueve a subirse para recobrar aquel sueño(eran luciérnagas o era la florinvisible?Ahora con una rama tenemos la misma higuera.El mismo sueño se alimenta

milagros -

Muy bello el poema, lleno de ternura. Yo también tengo una higuera donde recuerdo mis juegos infantiles. Vivir en un pueblo tiene esas ventajas. Un abrazo

Joselu -

Uno de los poemas de evocación y nostalgia más hermosos que te he leído. Sin embargo, pienso que la reflexión vital que enhebras "La vida es un simple esqueje- pensé-
como yo soy el trozo
que tanto buscaba de mis padres" hace que el poema pierda intensidad y halo poético. Antonio Machado solía hacerlo, pero es una inserción muy delicada. Es sólo mi opinión sobre un poema realmente espléndido. Saludos.

Maria Socorro Luis -

Y me fui alejando
empuñando otra vez
los sueños.

Precioso! Qué dulce nostalgia...

Besos. Soco