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El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente

REBECOS ACORRALADOS

REBECOS ACORRALADOS

Qué esfuerzo subiendo desde una silla

los escalones de la tristeza

Cómo timbran su dolor las palabras

Hay un oscuro espejo del ser que copia los versos

a esa hoja sucia de blancura

Llegas al último risco del poema

y con los ojos puros de un rebeco acorralado

miras el mundo

 

¡Y qué fácil quedarse herido!

 

Son los poetas

De acre y dulce piel melancólica

Sin un esbozo de sangre en la trastienda

(Pensar en la muerte no es ir a abrazarla)

Pero de súbito

vienen ramalazos

rachas de viento de angustia y…

 

una  ventana que se abre desprevenida

la espita del gas que semeja un gatillo suave

la vía del tren que se torna senda serena

el río que invita a soñar bajo sus aguas

el aspa roja sobre la sombra de una rata que muda su piel en la tuya

el fulgor del filo del cuchillo que saja su crepúsculo

ese corazón dibujado en el pecho que pide el tino de una bala

 

De acre y dulce piel melancólica

son los poetas

 

Y qué esfuerzo desde una silla

hasta los ojos de ese rebeco acorralado

desde donde miran

 

¡Y qué fácil quedarse malherido!

                                                  ©Rubén Lapuente

 a J.A.Goytisolo, W.Rodriguez, V.Ramos, J.Acillona, A.Reyes, J.I.Fuentes, L.Artigas,S.Tormes, E.Freire,L.Hernández, H.Murena,P.Sinos, N.Arnero. Pavese, V.Parra,G.Ferrater, A.Costafreda, S.Plath, J.Arguedas,P.Celan….

4 comentarios

irene -

¡Qué sería de este mundo sin poetas!, no podéis dejar de existir.
Un abrazo enorme, Rubén.

Teresa -

Todos estamos heridos,pero los poetas , los autenticos,parece como si se les escapara la vida en cada letra. Creo que el suicidio para ellos es otra forma de morir (¿por qué tantos?)
Afortunadamente los que aman la vida como tú Ruben nos teneis que regalar todavía muchos versos hermosos.
Un beso

virgi -

¡Tan bello siempre!
Y hoy doliente.
Los que miran desde la cima que alcanzaron, tienen el privilegio de una mirada no concedida al resto. Y también la angustia de saberlo.
Las heridas han de ampliar la mirada, no hacerlas eternas.
Te abrazo con ganas, poeta. Y con la serenidad que me da leerte.

Zeltia -

mira, rubén, según iba leyendo se me iba poniendo un nudito en el pecho.
me alegro de que el poema sea una dedicatoria a otros poetas de acre y dulce piel melancólica que prefirieron elegir el momento y el lugar y el cómo morir,
aunque no sé,
tú también eres un poeta,
y me dejas intranquila...

un abrazo,
fuerte.


Zeltia