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EL CRISTO DE LA BUENA MUERTE

Un miércoles santo
mi madre
me llevo a la Redonda
En ese día
el Cristo de la Buena Muerte
abandona siempre
la urna de cristal
en la que descansa
Al cruzar la capilla
allí estaba
envuelto de muerte
Parecía
sobre un lecho
de terciopelo negro
un estero
de sangre y dolor
muerto
Unas mujeres
lo limpiaban
le barrían
con un plumero
el nidal de harina de polvo
del último año
Le pasaron luego un paño
embebido
en aceite
Y lo hacían
como si lamieran
las heridas
a su propio hijo
Sobre su torso
cada uno
le pasaba lo que tenía a mano
Mi madre
su pañuelo de seda
Un algodón también acarició
su piel de cedro
que se guardó
en el bolsillo
Le dejaron los dedos del pie libres
como flores de gasa
para los labios
El roce de la madera
torturada
recuerdo
era suave
de ese que se queda
un largo tiempo
y se rescata
y sale
de la memoria
como una estela
Miraba la talla
y en el pozo oscuro
de los agujeros
oía el eco
del primer mazazo en el clavo
junto al pavor
del jirón de su garganta
Y en esa boca en el costado
veía la lanza
barrenándole
por detrás de las costillas
El pulso
de cada espina
de la corona
como pequeñas puñaladas
en las tiernas sienes
andaba por el aire
Me acordé
del buen ladrón Dimas
del “acuérdate de mi …”
Que me sabía la vida de Jesús
Que me daban religión
a machamartillo
Siempre es
en este redoble de los tambores
que envuelve la ciudad
en Semana Santa
lo que me hace recordar
esa mañana
De temerlo de niño
a pensar ahora
que quizás para muchos
al resucitarlo
acabaron
matándole
Quien echó a los mercaderes
A los especuladores del templo
Quien llevó esa lírica
parábola de la pureza
de una vida verdadera
hacia morir…
Y aunque no anduviese en la mar
este viernes santo
por mi calle
no le van a faltar
claveles
©Rubén Lapuente
Foto: limpieza de la talla del Cristo del Santo Sepulcro
en la Redonda . Logroño
EL DUENDE DEL VINO

De un lagar
de ebrios sueños
de vino
sales
Mensajero
de savia
de miel de topacio
o de sangre
de terciopelo
Encarnado
en este caserío de metal
pareces
el duende del vino
de esta tierra mía
hecha
de mil retazos
de viñas
en una sola y hermosa
almazuela
Y qué alhajas
de tu reino subes
Qué piel de titanio
rosa pálido
Qué de oro de ámbar
de otoño espejeas
Qué canal de plata
para llegar
al estuario
de una copa
Sobre el paisaje
de mi infancia
quieto…
Galopa duende del vino
Zagal de acero
Ahí flotando
pastorea
este rebaño de viñedos
Que no quiero verte
como una alquería
sino como corazón de los sentidos
Ir acercándome
a ese maretazo de aroma
como de mujer desnuda
al dejarse caer
el vestido
hasta el abismo
de los pies
Y entrar en la bodega
sobrio
pero ya ebrio
de dulce vino de vida!
©Rubén Lapuente
Foto: Bodegas Marqués de Riscal
Elciego .Rioja Alavesa
Obra de Frank Gehry
NOCHE DE SAN JUAN

Pareciera que vuelves a la nostalgia
que te sumerges en la derrota
de los que apuraron la copa
de toda su juventud
ya con esa fogata dentro que medra apagada
Pero hay quien vuelve a ese baño de fuego
flameando una hoja de papel
caligrafiada de deseos
Que la lumbre renace también
de un rescoldo dormido
Que siempre es ese último sorbo
el que paladea el recuerdo
¿Y cómo no saltar sobre la hoguera?
¿Cómo no jugar con la vida?
¿Cómo ensordeces sino el fragor
del aguacero que implacable arrecia
sobre nuestras llamas?
©Rubén Lapuente
Foto de maduroman
LA BATALLA DEL VINO

Al amanecer
del día de San Pedro
por los riscos de Bilibio
camino Haro
allí donde el río Ebro
se revuelve bravío
hay una batalla
que en lugar de sangre
se
derrama
vino
Para esta liza
todos se hacen soldados:
Jarreros
De pueblos vecinos
También mercenarios
Y tú mismo si vienes
tienes un sitio
De guerrera
basta con una vieja
camisa blanca
y pañuelo rojo
al cuello
De aljaba
un caldero
o una bota
o una botella
o una pistola de plástico
De munición reparten
el fruto de la vid
De banda de guerra
ya hay una charanga
que ameniza
el tiroteo
Y en son de paz
camino Haro
a quemarropa
o tendiéndose celadas
pelean
todos contra todos
en un fuego cruzado
tiñéndose las ropas
la piel
los cabellos
de acuarelas moradas
de vino
Todo un pueblo
volviéndose niño
frente a este paisaje
de viñedos
infinitos
de La Rioja
que nos da tanto
que nos ha forjado
Empaparse de vino
como tú de luna llena
o del olor de tu hembra
o el de tu hombre
Y sentirlo
Y guardarlo
Y velarlo
como oro puro en paño
El día de San Pedro
si pasas por los riscos
de Bilibio
camino Haro
deja que te hieran
alegremente
¡Y muda en los rubores
del vino!
©Rubén Lapuente
( Haro.La Rioja)
LA DANZA DE LOS ZANCOS DE ANGUIANO

Son zarpazos que me vienen
en el sueño:
Zancos agrietados
Vahídos
Trompicones
El verme de bruces
sobre las piedras…
Soy un joven de Anguiano
Y eso te lleva a una cita
“¿Qué?
¿Cuándo te vas a lanzar
por la cuesta?
Ya tienes edad”
¡Ay! Del patio de la escuela
a ser la peonza que bailaba
un dios antiguo
Si lo hago es para ser
Y me he plantado
en lo más alto del vértigo
¡Cómo empuja aquí la memoria de siglos!
¡Cómo leo ahora los labios de mi padre!:
“Cuando te vea bajar
me veré a mí mismo”
Siempre son ocho jóvenes del pueblo
Yo el bisoño este año
Y mientras me dejo atar
minuciosamente los zancos
hago sonar las castañuelas
para ahuyentar la ansiedad
el escalofrío
Aún no me toca
En las orillas y abajo
de la empinada cuesta
agobia tanta mirada
de circo…
¡Allá voy
con las alas de mis sayas!
¡Vertiginoso!
¡Y no veo a nadie!
¡Soy la peonza de un dios!
©Rubén Lapuente
(Anguiano.La Rioja)
El origen es incierto como una prueba de paso
a la madurez como hacían en la antigua Grecia
los niños al cumplir los nueve años ofreciendo
sus peonzas a los dioses porque ya comenzaban
su preparación para ser hombres…
Casi como ir a verlos:
Danza de los zancos de Anguiano
El 22 de julio
Y el último fin de semana de septiembre