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HOJAS DE ACANTO

Hacía semanas Rubén
que la madera no cambiaba de nudo
Imagínate en el taller
todos
buscándonos
con la misma mirada
inquieta
asustada
Que en un encadenado
dominó de ladrillos
un soplo baste
para que el andamiaje de un país
se desplome tan rápido
cuesta digerirlo
Nadie vio la carcoma Rubén
Y cómo te apeas de la angustia
Cómo aguantas
de centinela
el apretado ahogo
de olor a silenciosa madera
de cada día
de cada noche
esperando
sin cobrar
el cierre
Con el miedo
otra vez al porvenir
pero ahora con un trozo tuyo
subido a los hombros
y con esas paredes de la casa
que aún no son
del todo
tuyas
Y sólo sé tallar una flor
sólo unas hojas de acanto
Sólo escribo ripios en la madera
Ahora en el paro
me hace gracia que note
que la tierra se mueve
Me veo desde el cielo
mareado
dando vueltas
Es ese runrún del vértigo mío
al que acallo
con el aspirador
que paso
y paso
por la casa
o le engaño
demasiadas veces
con serrín
de rubia cerveza amiga
Y así salgo a la calle
casi sin esperanza
encontrándote hoy Rubén
Mañana iré a tomar medidas
Te tallaré en la cama
una flor
unas hojas de acanto:
mis “ripios” en la madera
©Rubén Lapuente
a un trabajador de Alba Rubio
ANDREA

Andrea que son ya las nueve
Que no has subido la verja
Pero ¿qué te pasa?
¡Pero si ni has horneado el pan!
¡Que nos viene toda la marea del barrio Andrea!
No mujer No me llores aquí
Pero ¿qué te pasa?
¿Qué? ¿Que no sabe si te quiere?
Andrea que esto es un negocio
Deja en otro sitio el desamor
¿Que no se te pasa?
Dile que si tiene que romperte el corazón
que te lo rompa ya
que deshoje de una vez
su margarita
Cómo vas a ser poca cosa Andrea
Que venga
Dile que se venga aquí
antes de tu hora
mucho antes si quiere
Que viera en las cámaras
cómo buscan
esa joven mirada tuya
la que les hace empezar a quererte
o esa sonrisa eterna que tienes
que vende Andrea que vende
Que sintiera tu alegría
Tu fatiga de horas de pie
Tu firmeza con lo rapaz
Tu mano de niña hada
que no coge las cosas
sino que las acaricia Andrea
las acaricia
Lo que vales
Que en tu descanso
en la trastienda
le sonara el móvil a unos metros tuyos
enseguida lo tomaría seguro
para llevar en volandas
con su voz
tu cansancio
Que se enamore aquí
de la que no conoce
aquí
Que madure
aquí
Andrea
Ya me gustaría a mí tener tus años
para tirarte los tejos
La verja
Levanta la verja
Andrea
Venga
Ésa no aún ésa no
La de tus lágrimas
primero
©Rubén Lapuente
LA NOVIA DE UN SOLDADO ESPAÑOL

“La tierra no es tan pequeña
que se lo pregunten a mi corazón
que se pierde por estos viejos
mapas de casa
buscando Afganistán
Te vas a ir muy lejos
adonde no te espera nadie
¿Quién puede creerse
que vas en misión de paz?
¿Quién en ayuda humanitaria?
¿Qué se puede reconstruir
en un avispero?
Serás un uniforme
con una enseña roja y gualda
cosida al brazo
sin rostro
sin ternura
¿Te imaginas vivir
sintiéndote dentro
de la mirilla de un arma?
Serás un invasor
Y de la ocupación
nacerá el odio
la dignidad
la paciencia
la resistencia sorda y tenaz:
esa indestructible arma
Y tú entraste al ejército
para ganarte la vida
no para perderla
encubriendo una venganza infinita
de esa cabeza de lobo
enconada con el mundo
que me obliga a vivir
esta historia de amor
de la novia de un soldado
herida
Y ahora no sé a quién me van a devolver
Acabarás entrando en las casas
buscando terroristas
¿Y si te encuentras sólo
con juguetes
con pequeños zapatos
con manecitas de tiza en las pizarras?
¿A quién me van a devolver
conociéndote yo?
Estoy preparando mi corazón
para estos meses
Cada día será una pesadilla
esperando un mensaje en la noche
Yo sólo podré acompañarte
por detrás de ti
respirando en mi ensueño
muy hondo
la estela de miedo que dejes”
©Rubén Lapuente
Foto de Ignacio Pulido
DESAHUCIO

¿Garantía?
Sólo tenemos esta casa.
Aunque tu madre…
con tal de verte salir adelante.
Es un buen producto.
Con maquinaria moderna,
fieles trabajadores,
una buena imagen…
el éxito lo tienes asegurado.
Hasta yo podría ser el Presidente de Honor,
a mis años, sólo a figurar, claro.
Y le daría el aire a ese viejo traje del armario.
Yo te avalaría hijo,
con tal de verte salir adelante.
¿El producto? ¿De dónde?
¿Más barato? ¿La mitad de la mitad?
Estas espigas de Oriente,
tan tozudas,
nunca se duermen del todo,
siempre están cabeceando.
¿Entonces? ¿Para qué fabricar?
Y no habrá liquidez, no hijo.
Si el dinero está en algo que no se mueve…
Envejecerá deprisa por dentro.
¿Y los plazos? ¿Los intereses?
Habla con el banco, un aplazamiento…
¿Ya te lo dieron? ¿Entonces?
¿Desahucio? ¿La casa?
¡Ah ¡ Firmé una carta ¡Sí!
Pero a mis años, no la acabé de entender
del todo, era tan farragosa.
¿Entonces? ¿Pero a tu madre…?
No, no te preocupes,
ya se lo digo yo.
Siempre hay una manera
de suavizar las cosas,
aunque son tantos años,
demasiados recuerdos.
¿Y ahora?
Nos iremos contigo, no hijo?
de alquiler los tres,
nos ayudaremos,
mi pensión es tan …
¡Ah! Que te vas de la ciudad.
Claro, lo entiendo.
Empezar de cero:
Otro lugar, otra gente, sin ataduras.
¡Con tal de verte salir adelante!
Ya nos llamarás, hijo, eres joven,
seguro que encuentras algo.
Lo malo es tu madre.
No sé la forma de…
Son tantos años...
Demasiados recuerdos!
Rubén Lapuente