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Se muestran los artículos pertenecientes al tema MIS ODAS( 22 ).

SÍNDROME DEL TÚNEL CARPIANO

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De los malabares

con una tijera

y un peine

en el espejo

vive

Yo me recreo viéndola:

Me levanta olas de cada greña

Les corta su pizca rebelde

Sabe por dónde se traza mi crencha

A qué altura se suicida el flequillo

Cuándo mi melena ya vagabundea

 

Y todo mientras

a mi espalda

una cálida brisa femenina  

del fondo de su ser

no sé cómo

me envuelve

no sé cómo se me clava

tan hondo

 

Luego  busca

en los ojos míos del espejo

su oficio

mi asenso fiel

y furtiva

oh

deja caer

como muerta

la mano de la tijera

agitándola

como si viviera

otra vida

 

“Me cruje como hojarasca”

me dice en voz baja

 

Ahora está herida

Tiene la muñeca abierta

La dueña me dice

que “padece

síndrome del túnel carpiano

una secuela natural

de los gajes de este oficio”

¡Qué farisea!

Si sabrá

que todo viene

de horas de más sin trueque

sin tregua

De la ansiedad

de que

tras la puerta

se le oyera

el quebrar de sus ramas

 

Ahora al pasar

miro por la luna del escaparate

si ha vuelto

Y si la busco

no es como mujer

como deseo

sino sólo

por esa única cálida brisa

femenina

de oro

una vez al mes

                             ©Rubén Lapuente

Foto : La mujer que me corta el pelo

27/11/2010 12:41 rubenlapuente #. MIS ODAS( 22 ) No hay comentarios. Comentar.

LA BARRENDERA

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Es la barrendera de mi barrio

Arrastra sus aperos

en un carrito

¡Sólo tiene ojos para el suelo!

 

Maldice las colillas   

los chicles pegados

la piel de los plátanos

Le revienen los gargajos

Prohibiría las pipas con cáscara

los palillos de los helados

los alcorques de los árboles

 

Le gusta recoger las hojas de otoño

las flores de mayo

el polen de los chopos del río

los aviones de papel de periódico

¡Y fundaría una inclusa

de bolsas huérfanas

de manos!

       

Le gustaría pasar por las calles

como las dejó ayer  

refregadas

relucientes

Y hacer como que barre

el polvo de oro

del primer rayito de sol entrando  

 o recoger

de mentira

bajo los bancos de madera

los besos caídos

o raspar y raspar

las aceras

con un cepillo

hasta encontrarse

la pátina del tiempo

 

Pero la ciudad es tan fértil

que da una cosecha diaria

de inmundicia

de barreduras

de hartazgo

Y a primera hora

siempre piensa en dejar

el escobillón

la pala

el basurero con ruedas

Y colgar su uniforme

de luciérnaga

 

Pero basta que

se levante un viento en la calle

que su rimero

de hojas amarillas  

revolotee

que corra detrás

de todas y ninguna

que casi las tiente en el aire

para que

al pararse

y darse cuenta

de que no son ni mariposas

se pregunte

si no será que

a lo mejor

ha nacido sólo

para barrendera

               ©Rubén Lapuente

a Luz la hermosa barrendera de Logroño

rubenlapuente

ODA AL PARTO NATURAL

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La mujer entró en la blanca

habitación

Anochecía

Por las ingles

le resbalaba

un agua rosa rota

Le seguía el hombre

con el corazón

orgulloso

agitado

delicado con ella

 

Una mujer de uniforme

la sonreía

la animaba

y al cerrar la puerta

se quedó por detrás

esperando

entre bambalinas

una voz

desde la entraña

 

Todo estaba en penumbra

en silencio

Todo era íntimo

como una suave

caricia

 

Para empujar

y abrir una  luz

la vida

tironeaba a ratos

de la mujer

que entremedias

jadeaba

lo aprendido

como el fuelle de una fragua

 

El hombre mientras

la acariciaba

con las manos

por todo el cuerpo

la dilataba

e iba haciendo

de su carne

masa de pan

de harina de trigo

 

Y en el rostro de ella

saboreaba

la solitaria belleza

del dolor
sin sufrimiento

 

Y la cama se iba haciendo pequeña…

 

Un grito abrió la puerta

Y sin tocarla

ni un temblor del vientre

viajaron juntos

en el mismo tiempo

del hijo

que empujaba

que retrocedía

que coronaba la cabeza

en el espejo

que guiaba

el hombre

hacia los ojos de ella

       

Sobre el vientre de la mujer

piel con piel

latiendo aún del cordón

sin pinzar

flujos de sangre de vida

pegajoso y sucio

de sudor de amor

le dejaron

respirando claridades

 

Y al olor

del calostro del pecho

comenzó a reptar

hasta la ubre

de nieve

 

Y sin separarlos

se quedaron

los dos

al mismo tiempo

dormidos

             ©Rubén Lapuente

 

Para Ana Larroya y sus compañeras del hospital de Barbastro

¡Que no os separen!

ZGZ Pro Parto Natural

“Para cambiar el mundo cambiemos la manera de nacer”

ODA A MIS VIEJAS BOTAS

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Para patear el monte

me regaló Carmiña

un par de botas de piel de serraje

Quiso el azar

que el de la vieja lezna

soñara el troquel  

de su zapato

en el espejo de cada grada de mis dedos

de los altibajos de mi empeine

de mi mismo frágil calcañar

Y por partida doble

 

Y mis pies

encontraron

su horma de gala:

un par de pezuñas de corzo

Y cada sábado

un nudo

de pajarita

en los cordones

corona

y da

la palmada de salida a mis botas

 

Supe enseguida

que sabrían tañer

baladas de otoño

sobre la hojarasca

Que si entraban

en el abra del río

o en la dulce tormenta

lucirían su capucha de limo

y de lluvia

 

A la culebra

como un desafiante alfanje alzado

le enseña  

el filo curvado

de la punta   

o la suela cruel

de asfixiante almohada  

de homicida

si se pone avizora

 

Y me contiene

las zarzas

mientras mi mano aparta

la suave enramada

de las hayas

Y dentro

de su cerrado

cielo negro

mis pies son tan libres

como la misma

veloz sombra del azor

sobre el agua

silenciosa

del embalse

 

Podría tirarlas

ahora ya viejas

olvidarme de ellas mañana

pero no se merecen

un contenedor

Las meteré

en una caja de cartón

como algunos recuerdos

como los zapatos

de quién me lo dio todo

y que si entreveo

ahora

sus pasos

me siguen

por toda

la casa

 

Y para que

las respeten

dejaré un renglón escrito

sobre la caja cerrada:

Que se ajaron antes que yo

Que abrimos  veredas

juntos

        ©Rubén Lapuente

        (El Rasillo de Cameros)

La chica de la tienda de golosinas

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Como una boca

que enseñara

su dulce paladar

sube la verja 

de la tienda

a toda la barriada

 

Antes

ha espantado el vaho

del frío

en la harina

Ha rebosado

de mil y una

delicia

cada cubeta

Ha dejado escapar  

el perfume

del caliente hechizo

de lo recién

horneado

 

Y espera

de pie

la marea  

de una avenida

 

Aquí compro yo el pan

los caprichos

y avanzando en la fila

miro a la joven

y  bella

dependienta

que pesa en una oculta

balanza

los dulces sueños

de la niñez

de muchos

Que en aljabas de papel

embolsa

barras de pan

como flechas de amor

Que registra los bolsillos

a niños rateros

a  rectos y maduros forajidos

como la adalid

del barrio

de un cuento

de policías y ladrones

 

Y la veo salir

radiante

sirena a la proa de un almacén

de golosinas

ebria de embates de olas

de mar de azúcar

 

Avanzando en la fila

al anochecer

ha sostenido ya tantas miradas

que cuando

me toca a mi

todos los caminos

los atajos

a sus ojos

están hollados

De pronto

de la calle

oigo un viril silbido

como un trueno en el sueño

que la enciende

Entonces

llevándose a la boca

la última golosina

baja de un tirón  

la verja de la tienda

y en ese dulce instante

comienza

 a

vivir.

          ©Rubén Lapuente

Foto : Leyre :la chica de la tienda de golosinas de el ángel de Gran Vía

 

ODA A LAS BARRACAS

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Hoy es la fiesta

amor mío

Venga!

Vamos!

Que han descargado ya los sueños

Que vivir

del ayer

es empezar a verse

morir

despacio

 

Iremos primero

a los fuegos

en el río

Yo apoyado en el tronco

de un haya

haciéndose de oro

recostada

sobre mí

aturdida

entre el estampido

de un bello torrente

de fugaces luces

y mi boca

deshojando

tu rendido

lóbulo

 

Por un aroma

de buñuelos

de nubes de algodón

rosa dulce

de manzanas de piel de caramelo

entraremos luego

a las siempre eternas

barracas

Un carrusel

de caballitos

de madera

despertará a ese niño

que en cada vuelta

regresaba

feliz

al principio

del mismo

cuento

 

Subiremos

a la noria

temerosos

de la altura

del vértigo

Bajaremos luego

como echados

de nosotros  

livianos

como aturdidos pájaros

 

En los autos de choque

en los que luchan

todos

contra todos

pero nadie

contra nadie

alguien

nos señalará como enamorados

y pondremos

pies en polvorosa

trazando en la pista

fugitivos

e infinitos

y locos

ochos

 

En las casetas

de tiro

derribaré muñecos

partiré en dos

mil palillos

traspasaré el centro

de todas las dianas

como si flechara 

tu corazón

Y todo

por un oso gigante

de peluche

que alguna vez me robará tu pecho

 

Venga !

Vamos

amor mío!

Que las barracas  son

flor de un día

Que hay un mago  

que de la nada

las hace aparecer  

¿las oyes?

Y que en un abrir

y cerrar de ojos

se las lleva

                      ©Rubén Lapuente

ODA AL ALBORNOZ

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Aquí está

la calidez,

como un lento abrazo desprevenido

como si fuera el pelaje de un shar pei

o el dócil león

de felpa

con el que me peleo

sobre la cama

por desaparecer

un momento,

ese viejo roce

de algodón

pequeño gran deleite

que por primera vez siento que puedo

retenerlo

al enfundarme

en su abrigo

largo como un hábito

arrollándomelo

por su rollizo vacío

de mangas como dorsos de almohada

de elegante

cuello de esmoquin

que subo

y me sella

toda su caricia.

 

Ceñido

por un cinturón

que si desato

una larga abertura baila al paso

del acertijo

de mi cuerpo:

cobertizo

de los besos

cuando el cordón lace

aquella  escurridiza

cintura.

 

Pequeño gran deleite

que me hace sentir

cada rizo

como lenguas de rebaño abrevando

en mi piel:

esponja diaria  

a mi escarpado mar

dulce,

que en las mañanas

de invierno

asaetado de frío

me guarda en el envés

su tórrida sangre

de estambre.

 

Ahora

que lo llevo puesto

todos esos pequeños grandes goces

los siento a flor de piel

de albornoz.

               ©Rubén Lapuente

 

 

 

 

ODA AL JEEP WRANGLER

20091106202826-yo-y-mi-jeep-wrangler.jpg

Como un negro

caballo percherón

relinchaba

en el escaparate.

Su mirada montaraz traspasaba

los cristales:

llegaba hasta el lugar

donde la vida coincide con uno.

Y me subí

a su montura.

Tomé su redondo y montes ronzal.

Así mis nervios

a la tralla

de los suyos.

 

Ahora me deja

en las cumbres

junto al dios de la niebla

y al pie de la pureza

del agua helada

del arroyo.

Me acerca

al candente bramido

del encelado ciervo.

Me traza estelas de nieve sin miedo

por todos los eneros.

Y en medio de los truenos

bajo la tormenta

amo su silueta

de guerrero altivo

que se calla la muerte.

 

Algún día

me acercará

al único crepúsculo que me haga

saltar las lágrimas.

 

Me quedo con este

planeta de hierro

que me deja en la belleza abstraído

sin cabida

al fin sin pensamiento!

                             © Rubén Lapuente

Foto en Mojón Alto con mi jeep Wrangler

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