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Se muestran los artículos pertenecientes al tema DE CORAZONES ( 20 ).

LA ESPALDA DE CINTIA

20100927180619-la-espalda-de-cintia.jpg

Me llama chalado

plúmbeo

Y es porque le pido

que me deje un rato

presagiando

leyendo

su  espalda

preñadita de lunares

 

¡Acaba pronto zíngaro!

 

Es el atlas de su dorso

¡Qué enjambre de ocelos!

¡Qué baldío esfuerzo parece

por llegar a ser ala!

¡Qué igual reflejo

que el de esas noches

de tizones

encendidos!

 

Si tuviera memoria

de su rastro

le borraría

toda su pizarra rosa

y desde su yerma piel

comenzaría dibujando

su primera sombra

e iría uniéndolas

una tras otra

hasta la última

casi nacida

¿de ayer?

 

¡Y qué jeroglíficos para hacer cábalas!

¡Qué maraña para solazarse!

¡Qué maleza para sentirse tibio!

¡Qué codicioso mapa con mil cruces!

¡Qué sencillo tropezarse con un tesoro!

 

¿Acabas ya zíngaro?

 

Sólo le he pedido la espalda un rato

para hacerle un poema

Cintia amor de otro

que no sé si le pedirá

ver las madrugadas

en su espalda desnuda

                            ©Rubén Lapuente

Foto: la espalda de Cintia

27/09/2010 18:06 rubenlapuente #. DE CORAZONES ( 20 ) No hay comentarios. Comentar.

LOS CABELLOS DE MARÍA

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                               a María Bernal

¿De quién es esta fotografía?

Me la han tenido que sacar otros

o enviármela por error.

¿De quién son esos cabellos?       

Una melena para adivinar un rostro.

Para empezar a volverse.

¿Y si me la ha enviado ella adrede?

Querrá jugar al requiebro conmigo.

Quizá sepa que en mi sueño

hay una mujer de espaldas

desenredándose el pelo.

Querrá que me embeba

de cada hebra.

Que me haga menudo

para trepar por cada mecha.

Que le tire de cada bucle en llamas

para medirme el deseo.

Yo le llevaría la mano de la brisa,

su taller de orfebre

tejiéndole fugaces arabescos.

Y todo antes de volverse.

 

¿Pero de quién son esos cabellos?

“Son de  María, la que duerme en la dehesa”

        ¿María?  ¡María!

 ¡La que ha tomado el amarillo ardiente de la era!

 ¡La que campea por los pastizales del amor!

 ¡La que se baña desnuda bajo el sonrojo de las charcas!

 ¡La que en sombra de encina agita su melena de oro!

 

 ¡Son los de María!

 

¡Y antes de volverse!

 

                                      ©Rubén Lapuente

                                           (Vitigudino)

 

rubenlapuente

DESPERTAR

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el azar quiso que fuera en San Valentín

Hoy me he despertado de la vida.

Sin ninguna llama sobre la cabeza.

Como debería sentirse un árbol

si escuchara su madera.

He sembrado de cereales

la mesa de la cocina.

He dibujado un corazón

como una vez uno en la arena.

Y me lo he desayunado con mimo

que luego vendrá el bostezo

atónito de mi princesa,

que la silueta que le he dejado,

es para ella.

 

Y al trabajo voy

con  unos versos en la cabeza:

“Creo en mí porque algún día seré

todas las cosas que amo”.

Y como hay tan poco lirismo en los libros

de contabilidad que encuaderno,

le he agregado una hoja

con el preámbulo de Cernuda.

Y con mucho engrudo de aroma.

 

Luego me vuelve a llamar

la operadora de Orange:

Que navegue con ellos,

que me embarque en su veloz crucero.

Yo le digo que sí, que me cambio,

pero sólo,

(la chantajeo un poco),

si me deja diez mensajes

en mi cuaderno de versos.

 

He entrado en el bar como todos los días.

Pero hoy con parsimonia.

No me interesa cómo está el mundo.

Y eso que el periódico me saluda.

Me he sentado en el taburete de la barra.

Le he dado cien vueltas al café

con la cucharilla.

Y al verme en el espejo, frente a mí,

(creo que era yo),

me he sonreído como nunca.

 

Y a la tarde,

me ha enviado un mensaje la princesa:

“No he desecho todavía la silueta del corazón,                   

le faltan dos nombres

atravesados por una flecha.

No tardes.”

 

Hoy me he despertado de la vida.

 

                                            ©Rubén Lapuente

 

HERIDA DE AMOR

20090105223450-herida-de-amor.jpg

Espera.

No me cierres

del todo el corazón

que no ha salido aquel  beso.

Ni aquella mirada de lumbre

que se me hizo dentro

luciérnaga.

Todavía hay un último

te quiero guardado

que se agarra a un sueño.

 

Espera.

Que con otra puntada

se hará más de noche.

Y el miedo siempre

se ceba con lo frágil,

con lo niño.

Espera …

¡Mira!

Si ese roce de la ropa

que fue una tormenta

en mi cuerpo…

¡Lanza relámpagos!

Si esa mano lenta

de marea

que trepidaba en su piel…

¡Empuña un arma!

Y aquella boca abierta

entregada de túnel

sombrío de placer…

¡Si enseña los dientes!

 

¡Espera!

¡Están asomándose!

¡Qué miradas de soldados

cercados por el miedo!

 

Zurce despacio.

Ciega con ellos dentro

la costura.

Que fuera del corazón

no son nada.

 

¡Que me duela siempre

esta herida de amor 

que no se cierra!

 

                             ©Rubén Lapuente

PINTADA DE AMOR

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Aquí me ha dejado al socaire del dolor.

Abandonado.

Con ese arañazo que se queda

latiendo tras la huida.

 

El amor era para ella un juego de día.

Una fiebre de noche bajo

los párpados que sueñan.

 

Ella me ha dejado.

¡Y tan de prisa!

La ropa todavía en los alambres.

La pulpa húmeda del corazón en la toalla.

El leve alabeado en el lecho

que ya es un barranco.

 

Me lo dijo:

Si me viene a buscar, me iré.

Cruzaré otra vez el mar.

Una se enamora de alguien

por un simple  gesto

que luego no lo borra

nunca el tiempo.

Sí, cegada por un resplandor

que puede que hoy sólo sea 

el ascua bajo la nieve

pero él es como si mirara

mi pueblo allá en la lejanía:

siempre es hermoso”

 

Ella me ha dejado.

No tengo más que leer

esa pintada

en la pared de la calle,

frente a mi casa,

para saber que nos separa

un océano:

 

NADIE   ES  

CAPAS  DE  

MATARTE  EN  

MI  ALMA

 

Esa “S” por la “Z”

es lo que deseaba leer su corazón.

 

                                                ©Rubén Lapuente

TERCIOPELO ARDIENTE

20081209164343-terciopeloardiente.jpg

Todo ha de ser así.

Entregados.

Abierta una senda

luminosa en cada uno.

Con las mentiras arrancadas.

Con los rostros de los viejos amores

ardiendo.

Con la pureza del olvido en la frente.

Dos cuerpos que se miran

en la plaza de su corazón

y se ven hermosos para el otro.

Sin ambages.

Con la seda del tiempo

tejiéndonos un lecho…

Y entra ciega mi lengua

como una mano apresurada

por el umbral de tus dientes.

Entrelazándose a la tuya

en un naufragio en el mar

dulce de dos salivas.

Y tu boca unida a la mía

moviéndose al compás

de mis palabras.

Bajo mi peso…

la frescura de tu piel  

de terciopelo ardiente;

con mis manos y las tuyas

rastreando la madriguera

oculta de la carne.

Y tiento en tu pliegue,

en la boca de pez parada

sobre la sábana,

que me ancla.

 

Y así nos quedamos,

unidos, enlazados,

hasta hacernos de cera

caliente.

                         Rubén Lapuente

09/12/2008 16:43 rubenlapuente #. DE CORAZONES ( 20 ) No hay comentarios. Comentar.

TODO ES BLANCURA

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                                      foto de El Rasillo en la nieve

¡Qué noviembre de nieve!

¡Qué blancura sin edad!

¡Qué vaho en el cristal

empañando la pureza!

¡Que no me deje nunca

entornar la ventana!

Siempre miro la nieve sin miedo.

Esa mano de nieve que me abrasa

que me curte

que sé, se posará un día

en mi espalda

(sólo me encogerá los hombros).

 

Te he llamado:

¡Corre! ¡Ven!

Aún el camino está limpio.

Con zapatos de tacón alto

sé que sólo has venido por mí.

Y te he subido en brazos

hasta donde arden

los troncos de los pinos

que labraron tu espalda.

 

Por el ventanal

ahora te asombras de lo que ves:

Cómo el agua del lago

se cansa de enamorar

tanta nieve.

Cómo ese haz de visos de luz

te encuentra la sombra

de los años amargos.

Cómo se parece todo

a ese relámpago recóndito

que prendió en ti el amor.

 

Y frente a esta belleza

sólo cabe esperar

que te coja la vida. 

¡Corre! ¡Ven!

Ya no hay camino.

Todo es blancura,

me dices tú ahora.

 

Y en los brazos que me abres

caigo y caigo rodando

como en un lento alud  

de amor y deseo.

                                                  Rubén Lapuente

AMOR EN LA AZOTEA

20081031215421-amanecer-ciudad.jpg

Como si fuera la cimera del mundo

subimos los mil peldaños:

De cada uno

guardamos la memoria

De cada jadeo

el sosiego al ganar la azotea.

 

Abajo la ciudad nos ofrece

su lecho de luces.

La noche de agosto

su miríada de estrellas.

 

Queremos  regalarnos

este deseo inmenso.

Que sienta el desaire el tiempo.

Yo sin nadie más en el corazón.

Tu cerrándolo conmigo dentro.

 

Y ya están nuestros cuerpos sellados.

Ya es mía la mitad de la ciudad.

La otra media ya es de tus ojos.

Y por la celosía de mis ojales

tu falda es un abanico abierto.

 

Y echamos aquí raíces

viendo como amanece en cada calle

cómo anochece en cada estrella

cómo nos miramos ahora

con esta luz tan hermosa…  

                                                                                                       

                                                                   Rubèn Lapuente

ERES JOVEN

20081018141422-oscar-casavalle-perfil.jpg

Eres joven

porque despiertas antes

de que el sol raye mi mesilla.

Y te aceitas los huesos

para que sea sólo el silencio

quien desvele mi sueño.

 

Eres joven

porque corres desnuda al agua

a despegar mis huellas

que tu piel no esconde

ni un resquicio

donde cobijar

tanto deseo.

 

Eres joven

porque haces que parezca

que me miras

cuando sabes que serán

mis ojos   

los que se vuelvan

a buscarte.

 

Eres joven

porque te pones  

frente al otro lado

del lecho de la muerte

y no le dejas

que te arrebate los cuerpos

sin antes

haberlos  besado.

 

Eres joven

porque te acercas a la vida

a temblar de futuro,

a enfangarte de alegría,

de dolor.

Y yo que te veo, que te vivo,

me aferro a tus crines de oro

hacía tu soñado edén

                             hacía mi esquina de silencio.

                                             

                                                  Rubén Lapuente

POEMA PARA TU CUERPO

20080924001523-poema-para-su-cuerpo.jpg

Me gustaría hacerte un poema

mientras recorro tu cuerpo desnudo.

Empezaría por tu boca.

Bebería de ella

como los labios del caballo

entran ávidos en los abrevaderos

a espuertas, a saciarse.

 

Por el barranco de tu cuello,

rama de alerce,

pondría mis manos

de leñador curtidas

que oyen el torrente de sabia

que enamora tu corazón.

 

En tu pecho me quedaría

un largo rato:

uniendo montañas,

desentrañando enigmas

en las aréolas del sueño

de mi embriaguez.

En los timbres gemelos del amor.

 

En tu cintura

¡Que copie aquí el alfarero

la suavidad del tiempo!

Descansaría  mi mano

en esa curva imposible:

Dulce tobogán del mar.

 

Y al llegar a la encrucijada

de tus muslos:

Herida del placer.

Olla del amor.

Imán del hombre.

De dónde huye la muerte.

Te miraría a los ojos

para entrar en tu cuerpo

como lo hace la voz,

el olor, el aire,

como lo hace el  amor.

                     

                          Rubén Lapuente

¿BAILAS?

20080922230844-bailas.jpg

 el de los pies torpes

 la ha invitado a bailar

 

 el viento sabe hoy

 de un resquicio mío

 o  a lo mejor

 es la tormenta de adentro

 quien lo desata

 

 me ha soltado los pies

 me ha dejado su dulce

 vuelo de hoja muerta

 

 y ella pone cara de asombro

 

 siempre hay un recodo

 que no le enseñas

 que no le entregas

 y el baile

 te arrebata tu cobijo

 te aplasta el olvido

 con la suela del zapato

 del primer paso

 

 en la pared veo

 en nuestras sombras

 cada latido del amor

 en el tiempo

 

 la pequeñez del espacio

 nos hace girar

 en un torbellino de dos miradas

 en dos sonrisas

 sin retorno

     

 y damos  

 vueltas y vueltas

 sosteniendo nuestra

 andadura

 sin pestañear

 sin dejar de sonreír

 somos dos espejos

 que se copian

 su río oculto

 

 y nos amamos

 

 la melodía continua

 más lenta y ronca

 en mi garganta

 

 y susurran

 en la última vuelta

 sus labios:

 gracias pies torpes

 este momento

 vale toda una vida

 

 en la pared

 la penumbra del viento

 mece nuestra sombra

  

                   Rubén Lapuente

      

     para ojos de dehesa que no se ría cuando la piso

    

BENDITO AZAR

20080907232316-bendito-azar.jpg

¿De dónde viene

este bendito azar?

¿Quién nos señaló

con su venturosa mano?

¿Desde qué cielo azul

lanzó su conjuro?

 

Hermosa  casualidad

que nos cazó al vuelo

las miradas

y se quedó con un rasgo

de cada uno

grabado en el otro.

Y para siempre el mismo.

 

¿De dónde viene

este mágico azar

que hace que nos volvamos

a la vez,  sin llamarnos?

                

 Si te reconozco en la calle,

me acerco por tu espalda

a  taparte los ojos

sólo por ese instante

en el que reclinas

tu cuerpo en el mío.

 

Bendita casualidad

que fue citando a todos

fuera de la casa

y a nosotros nos dejó

con la luz del mediodía

comiéndose las sábanas.

 

¿De dónde viene esta estrella

que al leerte un poema 

y no poder acabarlo,

 lo tomas, lo continuas,

lo completas…

Y  no me doy cuenta

de que también se desborda

tu cuenco de lágrimas?

 

¿De dónde viene

esta hermosa casualidad

que hace que nos guardemos,

a un tiempo,

la dulzura de algunos besos

para cuando nos tiente

el dolor?

 

¿De dónde viene, amor?

¿De dónde?

 

                         Rubén Lapuente

 

11/09/2008 00:15 rubenlapuente #. DE CORAZONES ( 20 ) No hay comentarios. Comentar.

UNA ROSA, UN POEMA...

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                                              La casa está encendida (Luis Rosales)

No me ha visto nadie.

Soy un ladrón de una rosa

de las que nacen de la sombra

de una tierra enamorada.

Que su olor te detiene

y te obliga a cerrar los ojos.

 

Una rosa, un poema…

Para su cansancio

de tantas idas y venidas.

Para la angustia  de contemplar

una  lenta y larga agonía

de su misma sangre

que le ha prendido

en la mirada, la tristeza.

 

Una rosa, un poema…

Que le he dejado sobre la mesa

como un temblor de luz

en su oscuridad:

    

    "Esta rosa ha nacido   

     de un abismo.

     Ha rasgado una sombra

     enamorada.

    Toda su hermosura

    viene, como la tuya,

    de muy adentro.

    Rodéala, respírala,

    abrázala, agótala.

    Pero pronto,

    amor, pronto.

    Que el tiempo no respeta

    la  belleza.

    Que no te  descubra

    en un recodo

    vacía, desolada.

 

   ¿Oyes?, amor, pronto.”

 

No me ha mandado

ningún mensaje.

Al llegar a mi casa,

era de noche,

miré hacia arriba

y vi iluminadas las ventanas.

 

¡Sí, todas las ventanas!

 

¡La casa está encendida!

 

                           Rubén Lapuente

                         (El Rasillo de Cameros)     

AMOR EN LA BARCA

20080815132247-barca-de-amor.jpg

La he llevado al embalse,

a esa enorme alberca en el valle.

Desde la bancada me mira

mientras  voy remando

hacia el centro del silencio.

 

Se desnuda.

Se zambulle en el agua.

Adrede  demora  su aliento

oculto  en cada burbuja.

Y emerge abrazada a la proa

como un mascarón vuelto

al embate de mi deseo.

 

En la barca su espalda mojada

se cierra sobre mi pecho.

Y  los remos de mis  brazos

bogan por su piel erizada.

 

Dentro de mí

hay un valle anegado de miedos,

de amores, de dudas,

y  ella lo cruza, lo vadea,

lo decanta con su hermoso

cuerpo de pez dorado.

 

La he llevado al embalse,

a ese aljibe de mi corazón

que ella  sólo abraza.

                                Rubén Lapuente      

PUREZA

20080615205311-corazonheladoep6.jpg

 

La nieve

dibuja un corazón

sobre el agua,

bordea los labios

de una hoja verde

y oculta.

 

¿No notas

que nace eterno

lo que perdura

un instante?

 

Estar ahí.

Darse cuenta.

 

Sobre el aluvión

de la pureza

poner toda la tuya.

 

¿La esquivas?

¿Te enzarzas?

 

El brillo

de aquellos ojos

era sólo para ti.

 

El jadeo que oías

a oscuras,

era codicia

de tu piel.

 

Aquel tembloroso

cuerpo entregado,

era el amor

que buscabas.

 

La nieve

dibuja un corazón

sobre tu olvido…

 

¿Te enzarzas

para siempre?

        

       Rubén Lapuente

AMALGAMA

20080801211347-mujer-ventana.jpg

¿Amalgama?

 

Si te veo de espaldas,  

te pienso, te recreo

en un instante

todos los instantes.

Repaso en tu silueta

de lejanías,

lo que has sido,

hasta éste “ahora de hoy”

grano a grano

de amalgama conmigo.

 

De frente,

te esconde la luz:

Amuralla mi recuerdo.

Me cierra tu interior.

Tu esbozo, de frente,

es un gesto sin tiempo

para guardarlo.

 

“¡Nena!, aún te faltan de regar

los tiestos del balcón”

 

¡Amalgama, conmigo!

¡Y de espaldas a mi frente!

 

            Rubén Lapuente

               (Peñíscola)

CORRER, CORRER…

20080610210031-corredor-bosque-is438-070.jpg

Correr, correr…

Cansar el cuerpo.

Domarlo.

Perro que se entregue a mi voz,

a mi pensamiento.

Ir pisando

la cicatriz del bosque

entre los robles, las hayas, los pinos.

Sin tregua.

Correr, correr…

Ser la estremecida hojarasca.

El latido del ciervo.

El músculo tallado del frío.

El chasquido inesperado de la rama.

Ser el árbol del cuerpo.

 

Correr, correr…

Sentirme criatura del jadeo.  

Médula de mi pequeño universo.

Catenaria confinando lo ocioso:

Punto en el centro de la diana

que agujereo.

 

Y todo para tenderme.

Tan afilado ya para el sueño.

Cansado, muy cansado…

 

Aún sin fuerzas para llamarte.

                              

                                         Rubén Lapuente

                                         (El Rasillo de Cameros)

PATIO DE LUCES

20080622115920-camisa-amor.jpg

                    

                                                a Yara

"Solo me queda su aroma

que aún vive                    

en esta ropa ajada.

Y la llevo puesta.

Y si la ve arriba,

tendida, lavada,

lo hago sólo

para que se vaya

mi olor de ella”

 

Debería haber caído iluminada

del cielo de la melancolía

a éste mismo patio de luces

como maná de ropa tendida:

Volatinera y huérfana

camisa en mis manos.

Con las entrañas floreciendo

por la curva del cuello,

respirando por los bordes

de los puños:

Tela ya ni manjar de polilla.

La creía sin dueño,

sin huesos,

como solitarios

e inservibles calcetines

(podrían suicidarse a pares)

que nadie me reclama.

 

Pero me llegó su voz

desde lo alto:

 

-¡Es mía! ¡Ahora bajo!

 

Le di su refregado

y casi secreto remiendo.

 

Desde entonces,

al cruzarme con ella

¡Chis…!- me dice-

Llevándose el dedo

índice a los labios.

                          Rubén Lapuente

                         de Sábanas de luz

29/03/2008 17:50 rubenlapuente #. DE CORAZONES ( 20 ) No hay comentarios. Comentar.

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